La carta que se llevó el mar de los
dos técnicos de peces de la NAVIERA FRASAL
Nos permitimos compartir, la
carta que han escrito desde el fondo de su corazón compañeros y amigos de la tripulación
de la Valentina que naufrago en los mares del Estrecho de Magallanes, los mismos mares que navegó la Goleta Ancud.
"La Carta que se llevó el
naufragio en el mar" a la memoria de dos técnicos de peces de la NAVIERA FRASAL.
"Cuando lean esta carta,
seguramente estaremos muertos, pero quiero que nos vayamos con el cariño
profundo a todas nuestras familias y también de ustedes, nuestros hermanos de distintas
madres.
Tal vez una vez muertos nos
escuchen, fuimos empleados, personas, padres, hermanos, amigos del mismo mar
donde irónicamente nos ganábamos la vida, la misma que nos fue arrebatada,
entre aguas tempestuosas, entre vientos huracanados y fondeos de mala muerte,
desde acá les escribimos y queremos ser escuchados.
Todo aquel que ha navegado alguna
vez sabe de estos peligros y de estas tempestades, la pregunta es si saben de
eso ustedes, sí hablo de ustedes los que
están en las oficinas, firmando contratos, programando viajes, concertando con
la autoridad flexibilidades, hablo de quienes barajan nuestras vidas con
facturas y cheques, muy bien remunerados, ostentosas regalías, banquetes conmemorativos, quienes se
echan a nuestras familias al hombro y deciden nuestros destinos, quienes detrás
del negocio mal entendido actúan con desidia, terminando con despojándonos de nuestras propias vidas, de nuestros seres queridos,
¿Cuál era la misión encomendada? entregar la carga de peces vivos a salvo en el
centro de cultivo de destino, resuelta la misión quedar en aquella isla mal
llamada “centro” abandonado a nuestra suerte para mendigar un transporte
barato, mísero, para poder regresar a casa a salvo, allí donde están los
nuestros, ahí donde verdaderamente pertenecemos, donde llevamos el malogrado
sustento.
Será precisamente esa fatal misión encomendada, que jamás se la hubiese dado a su propio hijo, la orden fatídica
que nos sumerge en esta boca del estrecho de Magallanes para no volver jamás,
donde quedan sus responsabilidades laborales,
penales, morales, seguirá manteniendo el sitial de siempre, como una
persona proba y honesta, embestido de aquella honestidad de su vida oculta protegida no
juzgada.
Le escribimos a los déspotas, a
los empresarios que solo tienen bolsillo para recibir el dinero fácil, a los jefes
que se ganan el pan con nuestro trabajo, a los irresponsables, a la autoridad
vendida a los intereses comerciales, a la prensa que no es capaces de decir la verdad y siguen protegiendo al que paga el
comercial, que no tienen la valentía de divulgar ni la más mínima realidad.
Les
hablamos a todo aquel que vende y coopera con estas malas prácticas, dirigentes
que se aferran al bolsillo del empresario para recoger una migaja, para viajes,
reuniones o que se contenta de recibir el salario sin trabajar, apareciendo en la prensa formando coordinadoras para representar a trabajadores, sin ser capaces de ganar una
elección en su propia organización sindical, ellos saben quiénes son.
Le hablamos también a nuestros
compañeros, esos quienes en esta ruleta quedaron fuera, pero que el día de
mañana tendrán el mismo infortunio de malas decisiones de las que fuimos
víctimas, a ellos quienes a través de presiones, de amenazas a su fuente de
trabajo, tendrán que seguir arriesgando sus vidas para que los malos
empresarios y corrompidas instituciones fiscalizadoras se den el
suculento festín de siempre.
Compañeros, que no quede en vano
nuestra muerte, que se tome conciencia, que se termine el abuso de poder de las
institucional de la marina mercante regional, se termine con la desidia de las instituciones fiscalizadoras, que nuestras vidas que se lleva
el destino sirva de ejemplo, para que cada noche cuando abracen a sus hijos, no
sea el último, compañeros, hermanos y amigos, hasta siempre.
A la memoria de los técnicos de
peces que murieron en el mar de la goleta Ancud, Julio 2016.-
En en centro de engorda no existe capitán de puerto que autorice el zarpe, el jefe de centro en cierta medida asume ciertas prerrogativas o en muchos casos el zarpe es por radio como continuidad de viaje situación normal en zonas extremas o resquicios de armadores por conveniencia